Mujeres que Defienden la Paz. Escuela de Incidencia Política Regional
Estas palabras fueron parte de la intervención de Marcela Lagarde, como asesora de las mujeres Zapatistas en el Diálogo de Paz realizado en San Cristóbal de las Casas, en 1996; y son una muestra (de las innumerables que existen) de cómo a través de nuestras voces, las voces de las mujeres y de los pueblos, que hemos tenido que habitar en territorios atravesados por las lógicas de la guerra, exigimos que se nos reconozca como parte de la humanidad y que se nos garantice el derecho a la paz.
En Colombia, específicamente desde el feminismo, las mujeres en medio de nuestras diversidades hemos demandado la reivindicación y medidas a favor de la garantía de nuestros derechos. En este camino, las mujeres en el marco del proceso de Diálogo entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, logramos en el Acuerdo Final de Paz la inclusión de los derechos humanos de las mujeres, el enfoque de género y el étnico, convirtiéndose esto en un hecho más de incidencia de las mujeres como sujetas políticas en la toma de decisiones de cara a la construcción de una cultura de paz.
Resaltando estos avances, aún nos queda mucho por hacer; con cada logro, llegan nuevos retos que, para el caso, implica la defensa de lo alcanzado y el reconocimiento de la experiencia política de la que somos portadoras. Tenemos la tarea de exigir que se cumpla lo acordado en la Mesa de Diálogo, asegurar nuestra participación en todos los mecanismos contenidos en el Acuerdo Final de Paz e incidir en su cumplimiento, para así, materializar y hacer perdurables los cambios y las transformaciones que son necesarias para la construcción de una sociedad en paz. Para esto, es fundamental continuar sumando esfuerzos, saberes, voluntades, experiencias, visiones y anhelos del mundo que deseamos, donde buscamos potenciar y fortalecer nuestras capacidades y reconocernos como parte del momento histórico y político que está atravesando el país.
De ahí, el sentido de la cartilla Mujeres que defienden la paz – Seguimiento e incidencia para que se cumpla el Acuerdo Final que hoy como Cumbre Nacional de Mujeres y Paz presentamos. Esta, es una iniciativa que se realiza en el marco del proyecto apoyado por la Unión Europea: “Participación efectiva de las mujeres en el seguimiento a la implementación del Acuerdo de Paz y la vigilancia de las condiciones de seguridad para las organizaciones y plataformas de mujeres comprometidas con una paz estable y duradera en Colombia”, en el que se crea una estrategia pedagógica y formativa llamada Escuela de Incidencia Política Regional, cuya propuesta está orientada a fortalecer y cualificar las capacidades de las mujeres de los territorios aliadas a las plataformas, organizaciones y redes que hacen parte de la Cumbre para su accionar político y de seguimiento a la implementación del Acuerdo Final en sus territorios.
Retomando el diálogo público que las organizaciones que hacemos parte de la Cumbre Nacional de Mujeres y Paz hemos venido posicionando entorno a las lógicas de la guerra que impactan las vidas y cuerpos de las mujeres, así como el impacto en los territorios y pueblos. Esta estrategia pedagógica y formativa está enmarcada en el enfoque de derechos de las mujeres, de género, étnico y diferencial de la siguiente manera:
El enfoque de derechos humanos es un marco de orientación moral y político para la actuación de los Estados, las organizaciones supranacionales y para toda la sociedad, cuya premisa básica es que ser parte de la humanidad nos hace titulares de atribuciones reconocidas como derechos (individuales y colectivos, materiales e inmateriales) que el Estado debe garantizar. De acuerdo con esto, el enfoque de derechos humanos nos permite centrarnos en la materialización de los derechos de los grupos y pueblos históricamente excluidos del conjunto de la humanidad, como las mujeres.
El enfoque de derechos humanos de las mujeres, de género, étnico y diferencial, encuentran su punto de relación en que todos buscan garantizar relaciones paritarias entre quienes somos parte de la comunidad humana; modificando así, las relaciones de poder históricas que han subordinado, excluido y violentado a las mujeres que son el 51% de la población colombiana. La relación de estos, además, permite un análisis de las dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales que dan cuenta de las necesidades, aportes, saberes y conocimiento de estas poblaciones.
La incorporación efectiva de estos enfoques nos llevará a transformaciones reales, que generen cambios acordes a las características y necesidades especiales, con el fin de alcanzar la justicia social y garantizar nuestra ciudadanía.